Judas Priest vuelve a la carga después de 4 años sin sacar material de estudio. Y lo hace en grande, con un disco esperado por toda la comunidad heavy metal y un título que podría amedrentar a cualquiera. Es como ponerle Linda o Adonis a un hij@ y que sea fe@. Un disco que se llame Firepower con un sonido plano o muerto sería sepultarse en el instante.
Claro, estamos hablando de eminencias, cuya credibilidad difícilmente sería cuestionada y que con el correr de los años, tampoco se alejarán mucho de una fórmula que se ha probado y re probado. Aceptemos las cosas como son, los tipos registraron un tipo de sonido al que han sido fieles con diferentes variaciones a lo largo de los años.
Abriendo con los riffs asesinos del tema que da nombre al disco, Judas Priest inicia un viaje en una maquinaria a propulsión que sigue con Lightning Strikes y Evil Never Dies, ambas apegándose más a su sonido clásico, con reminiscencias a Ram It Down, un heavy metal a la vena, no tan espectacular como Painkiller o Screaming For Vengeance pero sí una entrega directa y metálica por donde se le mire.
Es un disco que además, tiene historia. Es la primera vez en 38 años en que Judas Priest entra al Top 10 de los charts británicos, esta vez, en la posición número 5. Pero además, de eso, la placa vino acompañada de una amarga noticia. Días antes del su lanzamiento, la banda nos tomó por sorpresa con la noticia del mal de Parkinson afectando a su legendario guitarrista Glenn Tipton, quien ha grabado el disco acarreando todo lo que esto implica: un retiro total del mundo de la música, sea a corto o largo plazo ya que se trata de una enfermedad con tratamientos pero sin cura.
Andy Sneap es el hombre que ejecuta una producción limpia, que para a los más ortodoxos llegó a sonar un poco plástica, y quien está también tomando la guitarra de Glenn en los shows en vivo. Los tiempos cambian, el sonido de los primeros discos de Judas Priest hizo historia pero han pasado más de 3 décadas y el sonido de Richie Faulkner, quien entra en 2011 luego de la salida de KK Downing es también parte de la sangre fresca de una nueva generación, influenciada por un sonido clásico pero con vetas más modernas, entre las que se cuentan la influencia de Zakk Wylde.
Firepower es un gran disco. La enorme expectativa, el nombre grandilocuente podría jugarle en contra. Pero el álbum no te suelta de principio a fin. Es Judas Priest. Es Heavy Metal. Una seguidilla de canciones acorazadas en tachas y puntas más matices que se abren con el hermoso dúo de guitarras en la potente Rising From Ruins o la más glammera Flame Thrower muy afín a temas como You’ve Got Another Thing Coming o los riffs más modernos de Lone Wolf más el cierre perfecto en la lenta y épica Sea of Red.
No es British Steel. No es Painkiller. Deberíamos dejar de buscar el pasado en el presente. Es como quedarse trabado con un@ ex novi@. Que sea un buen referente, no la réplica que buscamos eternamente.
HIGHLIGHTS
Firepower, Lightning Strikes, Flame Thrower, No Surrender