REVIEW STRYPER – GOD DAMN EVIL

La primera banda cristiana en alcanzar un disco de oro en la historia, está de vuelta con God Damn Evil, su última placa luego de Fallen de 2015.

El álbum abre con, Take It To The Cross, un tema bastante más oscuro que el material clásico de Stryper y que marca la temperatura de lo que será el disco de principio a fin, con coros que se sienten un poco forzados y Michael Sweet experimentando con voces guturales, lejos la canción más pesada que se conoce del cuarteto.

Sorry, el primer single, vuelve a la línea más clásica de Stryper, marcado por los coros melódicos y guitarras con más distorsión y más peso que usualmente para llegar a Lost, un tema mucho más alineado con el material ochentero de la banda, con teclados que entregan atmósfera y coros explosivos, al igual que God Damn Evil, You Don’t Even Know Me y Beautiful.

En The Valley, Stryper retoma un sonido más moderno y pesado que se refleja sobre todo en los rifss que se mantienen hasta la glammera Can’t Live Without Your Love y esas guitarras en armonía que parecen llorar (muy Thin Lizzy) para retomar la pesadez en Own Up y el coqueteo con el Speed Metal en The Devil Doesn’t Live Here, muy Megadeth.

Luego de la salida de Timothy Gaines debido a problemas de orden personal, God Damn Evil fue grabado con John O’Boyle a modo de sesión, ya que Perry Richardson (Firehouse), actual bajista oficial del grupo, no pudo entrar al estudio debido a su agenda. Sin embargo, las líneas de bajo juegan entrelazándose con las guitarras en temas como The Valley y se notan con creces en Own Up, tomando bastante más protagonismo en Stryper, quizás una más de las razones por las que el disco suena más grueso y lleno.

Al parecer, Stryper quiso hacer un juego de palabras similar a To Hell With The Devil con el nombre de este disco. Éste estaba en carpeta hace rato pero la banda se resistió  a usarlo, puesto que sabía que podía causar polémica. Sin embargo, dado el contexto actual y la mayor apertura, creyeron que era el momento óptimo para usarlo, lo que no impidió que cadenas cristianas como Wallmart y otras se hayan negado a vender el disco, argumentando que consideran ofensivo el nombre. Michael Sweet se ha defendido indicando que el sentido se ha malinterpretado y apunta a un orden que Dios debe restablecer en un mundo donde reina el caos.

God Damn Evil es un buen disco. Ambicioso y que marca un giro en el sonido de Stryper, con menos heavy metal y más coqueteos con tintes modernos y pesados,  apegado al estilo de Zakk Wylde y al Speed a ratos. Los más fanáticos del sonido heavy metal, seguramente se quedarán con Fallen. Sin embargo se trata de un imperdible del 2018 que vale la pena revisar por lo menos un par de veces. Escucharlo, herman@s rocker@s, es justo y necesario.

HIGHLIGHTS

Lost, God Damn Evil, Beautiful, The Devil Doesn’t Live Here

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