REVIEW DORSO – GORE&ROLL

Muchas cosas pasan en 7 años. Para entender y contar la historia de Gore&Roll, la última placa de los míticos Dorso, hay que remontarse al 2013. Mientras Daft Punk volaba los charts con Get Lucky de su Random Access Memories, Lady Gaga lanzaba el electrónico Art Pop. En el metal Black Sabbath volvía con XIII y en el underground, Enforcer rompía cráneos con su épico Death by Fire. En 7 años aparecieron bandas que han refrescado la cultura y el sonido del metal – para bien o mal, eso lo decide cada uno – como Baby Metal o Ghost; murieron Lemmy, Vinnie Paul y David Bowie, entre otros.

Gore&Roll se hizo esperar, no sólo porque la banda se dio el tiempo de componer y producir la placa, sino porque el universo se alineó para que cada miembro de Dorso viviera importantes y definitivos procesos personales que determinaron la evolución creativa que resultó en el disco. No es que el Pera se haya enfrentado a Turu el Terrible o que Soms haya salido a matar posers (aunque de cierta manera, sí …) , todos sabemos que en el caso de bandas como Dorso, la música y letras no son un reflejo directo de la realidad sino más bien una catarsis del mundo interior de cada músico.

No sé cómo lo hacen pero Dorso es una de esas bandas que independiente del giro que tomen, ya sea más experimental y electrónico en Espacium (2008) o conceptual en Recolecciones Macabras del Campo Chileno (2012), siempre entretienen.

La de Dorso es música que se puede ver. Entre diálogos de Generación Perdida (la versión en español) y creo que hasta a Gárgamel de Los Pitufos escuché por ahí, Dorso sigue siendo una banda altamente visual. Cuentan historias, describen monstruos, escenarios lóbregos, putrefactos, dignos del apocalipsis y tal como un libro, apelan a la imaginación del oyente. Es parte de la magia de su música y lo mejor es que las historias cobran vida en episodios como el de Industrias de Infierno Fétido, donde aparecen personajes conocidos de la escena, como Los Mox, Macuco  o Chárgola.

Fuera de esto, el trabajo de arte en Gore&Roll es igual de magnífico y detallista que sus canciones, basado en dibujos hechos a lápiz grafito por Pera Cuadra, cada uno ilustrando los temas del álbum, digitalizados y retocados con color por el baterista, Fran Muñoz, célebre tatuador, además de diseñador.

Lejos de la destreza musical de cada miembro de la banda, aspecto ya consensuado, no está demás mencionar que pasaron 7 años sin discos de estudio pero Dorso nunca ha dejado de subirse a los escenarios.

Musicalmente, Gore&Roll es una vuelta al thrash más puro y a la vena de El Espanto Surge de la Tumba o Disco Blood, con canciones rápidas, que suenan bien pero huelen mal porque transmiten Gore desde la más remota fibra del bajo del Pera, de las guitarras de Soms y Gamal y la tempestuosa batería de Fran.

Es una colección de riffs y guitarras encolerizadas con diferentes sombras y matices; más Heavy Metal en Era de Bacterion (riffazoooo!!) Legión Subterránea; más progre en Poser Apocalipsis, casi Black Metal en Hombre Lobo en Pálida, saltarinas y hasta medio Nu en Terror Carnaza.

Se trata de un álbum en el que la banda fue capaz de plasmar el Dorso clásico y sumar las características de lo moderno, resultando en un sonido pulido sin ser plástico y lleno de detalles que quizás en una era más análoga son difíciles de percibir.

Con Gore&Roll, Dorso deja en claro que siguen siendo los eclécticos de siempre, experimentales sin ser aburridos; de metal agresivo sin dejar de ser amigables; altamente visuales sin ser superfluos y que lo que hacen, lo saben hacer muy bien, independiente del tiempo que pase. Bienvenidos a esta nueva era de Dorso. Muchas cosas pasan en 7 años.

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