Hoy fue uno de esos días en que todo parece confabularse para que las cosas salgan mal. Esos días en los que uno anda corriendo e igual llega tarde a todo, en los que al cliente se le ocurren ‘nuevas y brillantes’ ideas y en los que uno almuerza pasadas las 6 de la tarde con suerte. Por suerte, eso es algo que una buena dosis de rock and roll puede arreglar.
Suecia tiene cerca de 10 millones de habitantes. Casi tres millones más que Santiago de Chile. Una de las primeras reflexiones que se me viene a la cabeza al ver a los suecos de Blues Pills presentándose por primera vez en nuestro país es ¿cómo un país relativamente pequeño puede albergar tantas bandas de tantos estilos y todas tan buenas?
La velada en el Teatro Cariola comenzó con El Cruce y los siempre legendarios Aguaturbia con una Denise que contagia ese feeling de libertad a quien sea y cuya voz sigue siendo la misma de hace casi 50 años.

Cuando los músicos de la banda sueca entran al escenario a eso de las 21:30 lo hacen con humildad, sonriendo y agradeciendo las ovaciones. Sin embargo, cuando Elin Larsson hace su entrada es como si una bomba de energía atómica explotara.
Eléctrica. Tiene un grandioso Groove setentero, la potencia de la voz de Janis o Adele y la actitud del mejor frontman de los 80s. Elin no es sólo una cantante, es una frontwoman y hace su entrada triunfal con Proud Woman, track que abre el disco que los suecos vienen presentando a Chile, Holy Moly.
El cuarteto sigue con Dreaming My Life Away y a mitad de show suena High Class Woman, tema con el que los conocí por fortuna y gracias a esas coincidencias de la vida, llámenle algoritmo si quieren.
Con California se toman un descanso y qué lástima que la tremenda voz y talento de Elin se vea interrumpida por un tipo que no deja de chiflarle y gritarle que es rica. De acuerdo, Blues Pills tiene una cantante extraordinaria que además es guapísima pero, contrólese. Hace unas semanas fui a ver a Helloween y aunque encuentre que Sascha Gerstner está como quiere no lo voy a andar gritando por respeto, porque los músicos son artistas, porque es bien molesto para el resto y todas las razones por las que el acoso callejero se define como tal. Es una banda de rock and roll, no una despedida de soltero.

El show de Blues Pills es puro feeling, desde las guitarras que remiten a Hendrix hasta el stage diving de la aguerrida Elin. Cierras los ojos y de repente estás en 1976,
¿Qué los convierte en una banda actual ? Esa es otra reflexión que me asalta mientras escucho esa fusión entre blues y psicodelia que le queda tan bien a los suecos. Quizás es precisamente la actitud de Elin. Si bien Janis, Suzie Quatro y otras cantantes de rock de la época tenían mucho carácter, la figura de una frontwoman más histriónica, que baila y canta con la misma potencia, que cabecea y lanza besos a la audiencia, es probablemente más contemporánea.
Un deleite ver y escuchar a una banda como Blues Pills en Chile. Estaba extenuada pero acá me tienen, escribiendo a la 1 de la madrugada y con el mejor de los ánimos porque el rock and roll sigue vivo y late en bandas como Blues Pills y en mujeres con la actitud, el espíritu y talento de Elin Larsson.